Al médico / enfermero / auxiliar de
puertas de urgencia:
El motivo de mi carta
es que las personas a las que va dirigida hagan una reflexión, y ojalá sirva
para motivar un pequeño cambio.
Trabajo los últimos 17
años en una residencia. Entre otras cosas, mi rutina diaria consiste en mejorar
el día a día de estas personas. Lo considero un trabajo gratificante, un
trabajo que me hace venir todos los días motivada a trabajar y sobre todo un
trabajo que me hace muy feliz.
Cada persona que vive
en el centro tiene una historia, un carácter, unos gustos y unas alegrías y
unas penas. Pero todos, se merecen que tanto yo como mis compañeros estemos
pendientes de ellos cada uno de los días que viven con nosotros.
Tampoco quiero decir
que todo sea bonito ni un camino de rosas. Hay ocasiones en las que además de
recibir cariño, surgen situaciones menos agradables. Ya sea por la propia
patología de la persona mayor, o por cómo gestiona las emociones la familia.
Pero, ¿sabes que es lo
peor? ¿Sabes que es lo que más me duele de mi trabajo?
Pues que Tú qué no me
conoces de nada, que no conoces mi trabajo, ni mi implicación, ni sabes si
lloro cuando fallece una persona, ni si tengo problemas personales, ni si mi
contrato se acaba, ni absolutamente nada...... Tú, que cuando una persona se
pone malita y te la derivo, eso sí..... con toda la información que podemos,
sus antecedentes, su medicación, sus constantes......, Y tú, lo primero que
haces es mostrar tu desprecio hacia "la residencia". Ofreces una opinión
y emites un juicio que nadie te pide. La cual, no es necesaria ni en tu
trabajo, ni para el estado de la persona ni para los nervios de su acompañante.
Y es entonces cuando das por supuestas un montón de cosas “generalmente
erróneas” que solo sirven para hacernos daño a todos: supones que va sucio,
ulcerado, deshidratado, desnutrido, ....... Pero ¡no solo lo supones! Es
que lo afirmas rotundamente con una actitud de desprecio que solo muestra que ¡no
me conoces de nada!.
A esa persona le
cuidan enfermeras, auxiliares y médicos como Tú. Han estudiado como Tú, y han
buscado trabajo y un futuro como Tú. La única diferencia es que no trabajan en
un hospital, trabajan en una Residencia. Realmente ¿crees que por eso hacen
peor que Tú su trabajo? ¿O que por trabajar en una residencia trabajan peor?
Pues ¡estás muy equivocado! Las personas que trabajamos en una Residencia tenemos
algo especial que evidentemente Tú no tienes. Desde mi experiencia, los
profesionales que trabajan en residencias son personas que dan más que reciben,
que sonríen a los residentes aunque tengan problemas, que les acarician, les
escuchan y abrazan. Dan lo mejor de ellos hasta que un día nos dejan, y ese
día, es un día triste para todos.
Y ¿sabes qué deberías
hacer Tú? En primer lugar ofrecer esa misma sonrisa a esas personas que acaban
de llegar al hospital. Transmitirles que se encuentran en buenas manos y que
vas a ayudarles. Y algo muy importante....... ser profesional y no dar por
supuestas determinadas cosas. No le grites, porque todas las personas mayores
no están sordas, no des por supuesto que te entiende, quizá sufra deterioro
cognitivo y no te entienda, y si te dice que duele........ no cuestiones, ¡le
duele!
Y ¿sabes qué? Nadie
está preparado para vivir ni para ingresar a un familiar en una Residencia,
pero hay ocasiones en las que no hay más remedio. Si conocieses las
circunstancias personales de muchas familias, seguro que te sorprendería, igual
que si nos conocieses a nosotros, seguro que te sorprenderíamos.
Te pido Por favor, que
no juzgues lo que no conoces.
Yo no te juzgo a ti.