El cuidado de un familiar que depende de nosotros, puede
ser una tarea muy satisfactoria. Pero también es cierto que puede ser una labor
solitaria e ingrata. De hecho, en muchos casos el cuidador siente al mismo
tiempo una mezcla de sentimientos positivos y negativos.
En muchas ocasiones, los cuidadores descubren que poseen
unas cualidades que antes desconocían que las tenían. Dedicarse al cuidado de
una persona dependiente, les ayuda a crecer como personas y a valorar aspectos
de la vida que antes ni reparaban en ellos.
Cuidar a una persona dependiente, es una tarea complicada
que además genera una cantidad importante de estrés, lo que viene a llamarse “estrés
en el cuidador”.
El hecho de cuidar, conlleva una sobrecarga emocional y
física, así como costes personales, ya que este hecho afecta a la vida personal
de la persona en cuanto al área laboral, personal, de salud, de ocio y tiempo
libre, etc.
El cuidador día a día soporta problemas físicos,
emocionales y repercusiones en varios aspectos de su vida que acaban afectando
a su vida familiar.
Debido a que las vidas de los cuidadores giran en torno a
la satisfacción de las necesidades de su familiar, muchos suelen dejar sus
propias vidas en un segundo plano. Esta situación, provoca que las tensiones y
el malestar que experimentan muchos cuidadores, provenga pues, del hecho de que
se olvidan de sus propias necesidades en beneficio de las de su familiar.
Por otra parte, a consecuencia de aparecer la situación
del cuidado del familiar, pueden surgir conflictos y tensiones en la familia.
Puede crearlas por ejemplo el hecho de la toma decisiones como plantearse una
residencia, tipo de cuidados, y cualquier decisión al respecto. También cuando
se plantea qué persona de la familia es la que debiera por una u otra razón
hacerse responsable del cuidado de este, o cuando la persona que asume este
cuidado principal considera que el resto de la familia no valora su esfuerzo, o
no comparte sus sentimientos.
En cuanto a las relaciones familiares, considerando al
cónyuge y a los hijos, además de limitar el tiempo con ellos, generalmente el
cuidador llega a casa cansado física y psicológicamente, además de irascible, con
sentimientos de tristeza, de impotencia, evidentemente no trata con la misma paciencia y dedicación a la
familia. Por lo que tanto el cónyuge como los hijos pueden reclamar esta falta
de atención y de este modo, crear conflictos e incrementar aún más el “estrés
del cuidador”.
En su salud física. Si durante mucho tiempo se está
cuidando de la persona dependiente, se mantiene un nivel elevado de estrés, lo
cual acaba repercutiendo en la salud de la persona. Aparecen por lo tanto
síntomas asociados a la ansiedad como dolores musculares, dolores cervicales,
lumbares, insomnio, irritabilidad, cefaleas, problemas digestivos, etc.
A nivel emocional, el cuidador puede llegar a tener
sentimientos contrarios. Por un lado se siente bien por poder cuidar a su
familiar, pero por otro siente rabia de la obligación en la que se ha
transformado, ya que puede llegar a sentir que la dirección de su vida no le
pertenece. Puede llegar incluso a culpabilizar a la persona dependiente de los
problemas con su cónyuge o hijos. Por lo que pueden surgir sentimientos de
culpabilidad, de miedo, o incluso de
rechazo.
A nivel laboral también pueden surgir problemas por el
absentismo o por bajo rendimiento, o por la culpabilidad de no poder atender
debidamente al familiar.
Pueden incluso surgir problemas económicos al reducir una
jornada laboral, o al aumentar los gastos por el cuidado, o de adaptación de la
vivienda, ayudas técnicas, grúas, etc.
También puede comenzar un alejamiento de las actividades
lúdicas y de ocio, con el consiguiente aislamiento social y sentimientos de
soledad.
Es importante estar pendiente de este tipo de
sentimientos que van surgiendo a lo largo del tiempo. Hay que velar para que no
se alarguen demasiado en el tiempo, ya que las consecuencias podrían llegar a
hacerse irreversibles.
Por tanto, hay que aprender a cuidarse como cuidador. No
podemos dejar que el hecho de cuidar a la persona dependiente acabe con nuestra
salud, ya que dejaremos de poder continuar cuidándole como nos gustaría. Por
tanto, sería interesante seguir una serie de consejos:
1.
Pedir
ayuda. Nunca hay que
esperar a no poder más ni a que de repente venga nadie a ayudarnos. Hay que
pedir ayuda y explicar el tipo de ayuda que necesitamos. Es conveniente hablar
con los servicios sociales para informarnos así mismo de los recursos a los que
podemos acudir para ayudarnos en los cuidados.
2.
Llevar
vida sana. Es
importante dormir lo suficiente, hacer ejercicio con regularidad, no aislarse,
mantener la relación con los amigos y familiares, mantener un determinado
tiempo al día para uno mismo, salir de casa, mantener aficiones y pensar en el
resto de la familia para no descuidarlos.
3.
Organización
del tiempo. Hay que
repartir el tiempo para poder tener tiempo para mí como cuidador, tengo que
sacar tiempo para descansar, relajarme, estar con mis amigos y mi familia, etc.
4.
No
asumir más de lo que se puede.
Todos tenemos un límite, y no hay que sobrepasarlo. De este modo no queremos
más a nuestro familiar.
ORIENTACIONES PARA EL CUIDADOR:
Si tú como cuidador necesitas descansar por la noche
porque tu familiar te demanda mucha atención y no te deja descansar, llegas
agotado al trabajo, sientes que no rindes, y al salir, vuelves inmediatamente a
tu tarea de cuidador y así día tras día sintiéndote totalmente agotado, no
debes seguir así, y debes plantearte opciones, seguro que tienes varias: hacer
turnos de noche con otros familiares, buscar un centro de noche, o un cuidador
que vaya a casa durante la noche, de este modo podrás irte tranquilamente a
casa para descansar. Tu cuerpo y tu familia lo agradecerán enormemente.
Si apenas ves a tu cónyuge y a tus hijos, porque
continuamente estás acompañando a tu familiar, también dispones de varias
opciones: buscar un centro de día o una residencia para que tu familiar pase
los fines de semana, para que de este modo puedas dedicárselos exclusivamente a
la familia.
En caso de que estés todo el día con tu familiar y no dispongas
de tiempo para ti, tienes la opción del centro de día, donde tu familiar puede
estar desde unas pocas horas, a todo el día (ver post centro de día), y mientras tanto puedes dedicarte unas
pocas horas a ti, a hacer ejercicio, a trabajar, a descansar, o a mantener
algún tipo de hobbie. Porque además el personal del centro de día puede
realizar de forma sencilla actividades que para ti resultan muy complicadas,
como son la ducha, curas de úlceras, etc.
Y nunca olvidar la opción de la residencia (ver post de la residencia), donde van a
cuidar perfectamente de tu familiar, puedes continuar visitándolo diariamente.
Si quieres cuidar de tu
familiar, lo primero deberás cuidar de tu salud y no olvidar pedir ayuda. Llegar al agotamiento físico y mental no significa
hacer lo mejor para tu familiar.